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martes

Operadas y felices


Entre la investigación periodística y la crónica chic-lit, Daniela Pasik construye Hacerse, un libro en el que intenta cuestionar el grado de frivolidad de "las que quieren verse mejor". 

Fuente: www.revistaenie.com

Por: Cecilia Boullosa.

¿Cuál es el precio que hay que pagar para ser de esas chicas preciosas en todos lados y no sólo en algunos en particular?, se pregunta en la página 159 de Hacerse (Grijalbo, 2010) la periodista Daniela Pasik luego de entrevistar a decenas de mujeres que pasaron por el quirófano o se hicieron algún tipo de tratamiento estético. La respuesta es un viaje a un mundo que genera 50.000 intervenciones al año sólo en la Argentina. Un mundo en el que se cruzan señoras de Barrio Parque, chicas del Interior, ejecutivas, artistas, pos-adolescentes, mujeres que pueden pagar por un tratamiento y otras que recurren a la obra social o a un hospital público. Porque si hay algo que sobresale en Hacerse es el carácter transversal del tema: "La cirugía estética es posible en mujeres de todo tipo, incluso en una ex muchacha punk, como yo", advierte Pasik.

-¿Cómo se te ocurrió investigar el tema de las cirugías?
- Es muy evidente, a esta altura, que una chica de mi perfil (desde el cliché diríamos "un poco indie, con estudios académicos y algunos intereses arties") haga un libro en contra de la cirugía estética. Además, de esos ya hay miles. Por eso, me pareció un excelente desafío meterme en este mundo, que me era tan ajeno, para ver si podía encontrar alguna empatía. Nunca me hubiera imaginado que me iba a resultar tan atrayente y eso, justamente, fue lo bueno.

- ¿La idea de ponerte a vos como personaje surgió desde el principio?
- Me salió de un modo natural. La primera persona como elección de trabajo fue el primer paso para involucrarme con el tema. Muchas de las cosas que cuento son extremos de mí misma, así que me pareció más simple y directo hablar en primera persona. Tal como esta presentada, la motivación para hacerse una cirugía parece ser estrictamente femenina: las mujeres se operan para verse bien ellas y, en segunda instancia, para que la vean bien otras mujeres.
- Tal como esta presentada, la motivación para hacerse una cirugía parece ser estrictamente femenina: las mujeres se operan para verse bien ellas y, en segunda instancia, para que la vean bien otras mujeres.
- En principio, el libro está dirigido a mujeres que se hacen, hicieron, quisieran hacerse o se preguntan algo con respecto a las cirugías. Por eso no hay hombres entre los casos, pero ellos también se hacen; la estética es un fenómeno que trasciende el género. Las mujeres con las que hablé fueron todas personas que se toman sus cirugías con responsabilidad. Me interesaba hablar con las mujeres que podrían ser mi mamá, mi amiga, mi prima, mi tía... Lo que me asombró es que no me costó encontrarlas. Me di cuenta que son más que las otras. Todas me hablaron de necesidades personales. Nunca, ninguna, mencionó el afuera como un motivo de entrada al quirófano.

- Decís que la cirugía se anhela y a la vez se castiga. ¿Tenés alguna hipótesis de por qué sucede? ¿Pasa en otros países?
-La cirugía estética se anhela en todo el mundo, no pasa sólo en Argentina. Y la cirugía estética se castiga sólo en el caso de las mujeres. Fijate que las noticias sobre muertes en quirófanos siempre son sobre mujeres que fueron a hacerse lolas o lipos.... Nunca le pasa una fatalidad a alguien que está ahí por algo más 'permitido', como una rinoplastia. O nunca le pasa a un hombre que fue a ponerse pectorales. Los medios avalan la cirugía porque "vende", pero también te intentan dejar su moraleja: La cirugía es frívola y eso se paga con muerte, deformidad o no credibilidad. Hacerse, justamente, es un libro que intenta ir más allá de esa obviedad.

- ¿Cuánto de chic-lit tiene el libro? ¿Te sentiste cómoda trabajando dentro de este género?
- El libro tiene un tono que podría ser considerado dentro de lo que hoy se vende como chic-lit, porque es algo así como "las aventuras de una chica de treintis", pero con respecto a las cirugías en vez de a los novios. En ese sentido, y con todo el respeto que merece un género que creo que es enorme y del que sólo se está vendiendo últimamente lo feo, mercantil y berreta (como Sex and the City o Bridget Jones), me encantó experimentar con el tono y hacerlo desde un lugar que sirva para mostrar una porción del mundo y el alma femenina: algo que puede ser leído por hombres y mujeres por igual.

- Para abrir uno de los capítulos usás una frase de Clarice Lispector ("Bonita es la mujer que es feliz"), ¿encontraste mujeres felices entre las entrevistadas?
- Sí, todas. Cada una en su estilo. Y bonitas en ese sentido que dice Clarice Lispector. Operadas o no, eran todas bonitas.

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