Afecta a 350 millones de personas y a pesar de los tratamientos muchos pacientes nunca son diagnosticados
Fuente: www.lanacion.com
La depresión, la enfermedad mental más común, afecta a unas 350 millones de personas en el mundo y a pesar de los tratamientos efectivos muchos pacientes nunca son tratados ni diagnosticados. Ese es el mensaje que muchos expertos en todo el mundo están lanzando por el Día Mundial de la Salud Mental.
La depresión, la enfermedad mental más común, afecta a unas 350 millones de personas en el mundo y a pesar de los tratamientos efectivos muchos pacientes nunca son tratados ni diagnosticados. Ese es el mensaje que muchos expertos en todo el mundo están lanzando por el Día Mundial de la Salud Mental.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 75%
de las personas que sufren la enfermedad vive en los países en
desarrollo. Pero debido al estigma y desconocimiento que todavía existen
sobre la depresión, muchos no reconocen que están enfermos.
"Es una enfermedad cada vez más común en todo el mundo,
con una tendencia cada vez mayor de ser un alta prioridad de salud
pública, más que las enfermedades cardiovasculares o neurológicas",
cuenta el doctor Roger Montenegro, miembro del consejo de dirección de
la Fundación Mundial para la Salud Mental (WFMH, por sus siglas en
inglés).
"La depresión es una problemática que ya vemos todos
los días, en hospitales, en nuestras propias familias", dice el también
presidente de la Fundación Contener en la Argentina, una organización de
defensa de derechos de las personas que sufren trastornos mentales.
Pero a pesar de ser tan común, dice el experto, mucha
gente todavía no puede reconocer la enfermedad cuando la sufre y por lo
tanto no busca ayuda para aliviarla.
Tristeza "sostenida"
La depresión, explica el experto, no son las
fluctuaciones del estado de ánimo que todos podemos sentir en
determinado momento. Genera un estado sostenido de tristeza o falta de
esperanza que puede durar dos semanas o más e interfiere con la
capacidad de funcionar en nuestra vida diaria.
"Hay que diferenciar la tristeza de la depresión", dice
Montenegro. "La tristeza es parte de la vida, pero hay un nivel de
tristeza que a pasa a preocupaciones somáticas o inhibición en el
comportamiento psicosocial. La depresión produce una desconcentración y
desinterés por la vida, trastornos de sueño, disminución de la libido".
Estos son los síntomas de las formas leves y moderadas
de la depresión, pero en sus formas más severas puede poner en riesgo la
vida del que la sufre. "En sus formas más profundas la enfermedad va
acompañada de otros síntomas y allí comienza a instalarse la idea de que
la vida no tiene sentido y que la muerte puede ser un alivio", explica
el psiquiatra.
En los casos más graves la depresión puede llevar al
suicidio: un millón de personas se suicidan cada año en el mundo, según
la OMS. En América Latina y el Caribe la cifra es de 63.000.
"Sabemos -dice Montenegro- que 75% de las personas que
se suicidan han comunicado, un mes antes de suicidarse, a un familiar o
conocido que tienen deseos de morir o matarse, 60% ha comunicado ese
deseo en los dos meses previos al acto y 50% en los tres meses antes de
cometerlo". "Y esto ocurre porque estas personas no fueron tratadas
adecuadamente", agrega.
"Es necesario hacer mucho más"
La enfermedad es un trastorno complejo en el que intervienen factores sociales, psicológicos y biológicos.
Puede ser causa o consecuencia de otra enfermedad, como
cardiovascular o una experiencia postparto, o puede ser resultado de
presiones económicas y sociales, desempleo, desastres naturales y
guerras.
Foto: Archivo |
A pesar de la enorme carga de salud pública, el
presupuesto que dedican muchos países a la salud mental es mínimo. Según
la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en América Latina y el
Caribe, el porcentaje del presupuesto sanitario destinado a salud mental
es inferior al 2%.
La enfermedad, dice el doctor Montenegro, está relegada
en la región. "Los gobiernos han producido declaraciones para crear
leyes de salud mental con presupuestos muy bajos, o con promesas
imposibles de cumplir o presupuestos que luego son recortados", explica
el miembro del consejo de dirección de la Fundación Mundial para la
Salud Mental.
"En el grueso de América Latina es necesario hacer
mucho más porque no basta con tener solo buenas intenciones. Es
necesario educar y luchar para los temas de salud mental entren en la
agenda y en la cabeza de los políticos, y educar a los médicos de
atención primaria, que son el primer contacto del paciente, para que
puedan reconocer los síntomas y detectar la enfermedad".
Y agrega: "Es necesario trabajar mucho más en un
esfuerzo de tres partes, que incluya a profesionales, pacientes y sus
familias".
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