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sábado

Las hormonas que nos alteran la vida

Fuente: http://www.clarin.com/suplementos/mujer/2009/04/11/m-01895264.htm

En la adolescencia, antes de la menstruación, después de dar a luz, en la menopausia. Hay carteles de advertencia a través de todo el camino vital de una mujer que avisan que sus hormonas -además de contribuír a sus ciclos vitales- le van a jugar una mala pasada.
Incluso la depresión es dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres, según la Organización Mundial de la Salud. Justamente una de las explicaciones es que algunas depresiones están íntimamente ligadas a los ciclos hormonales. Sobre la incidencia de las hormonas habló con Mujer la médica María Isabel Palazzo, especialista en Clínica de la Nutrición y Endocrinología.

Es indiscutible que los cambios hormonales afectan el estado de ánimo, pero sus efectos son de intensidad variable: algunas mujeres padecen todos los síntomas, otras sólo algunos o ninguno. Durante los ciclos menstruales, un conjunto de hormonas y mediadores desde el hipotálamo, la hipófisis y los ovarios (como FSH-LH-PRL, estrógenos, progesterona y serotonina, entre otras) logran cambios en el cuerpo de la mujer para propiciar, lograr y mantener un embarazo, Pero si esto no ocurre, la mujer menstrúa y otro ciclo comienza. Visto así es maravilloso, pero en muchas mujeres trae aparejado molestias de intensidad variable: se trata del síndrome premenstrual, que ocurre en los días previos a la menstruación. Provoca síntomas locales como dolor espasmódico en pelvis, y otros síntomas generales, como ansiedad, tensión, baja autoestima, depresión, irritabilidad, estallidos coléricos, antojos alimenticios (por ejemplo, la apetencia hacia los dulces), retención de sodio y de líquidos, hinchazón o edemas. Son síntomas muy molestos, a veces tanto que provocan perturbación en la vida de relación y hasta ausentismo laboral.

Para tratarlo se recomienda seguir una dieta pobre en sal, que logra reducir los edemas y la hinchazón, evitar el café y el alcohol, para limitar la irritabilidad. A veces es recomendable aumentar los hidratos de carbono, la vitamina E que es eficaz en la mastalgia (cuando se presenta tensión mamaria y dolor), el carbonato de calcio y la actividad física aeróbica. También se han probado extractos de ginko biloba y otras sustancias naturales. Si con estas medidas no se obtiene alivio en los diversos síntomas, se recurre al tratamiento farmacológico: para los dolores espasmódicos son efectivos los antiiflamatorios, para la hinchazón y los edemas, el uso de espironolactona como diurético. Además, el uso de inhibidores de serotonina son útiles cuando el síndrome viene acompañado de cambios depresivos, irritabilidad, estallidos coléricos, y baja estima. Debo aclarar que es siempre el médico quien decide qué opciones de tratamiento son las mas adecuadas.



En la menopausia, ya sin ciclos menstruales y sin capacidad reproductiva, los estrógenos descienden significativamente y estos cambios también presentan síntomas característicos: las llamaradas de calor y sudor en pecho, cuello y rostro, que ocurren también durante el sueño, (obligando a destaparse y aún a cambiar la ropa humedecida), sequedad vaginal, con la consecuente dificultad y hasta dolor durante las relaciones sexuales, incontinencia de orina, insomnio, cansancio, pérdida de la memoria, aumento del colesterol y como si esto fuera poco, pérdida de calcio y osteoporosis. Pero no se desesperen: ante todos estos síntomas existe un tratamiento eficaz, una dieta equilibrada y rica en calcio, y actividad física. Yo siempre recomiendo caminatas durante 30 o 40 minutos. Y sólo bajo supervisión médica, terapia hormonal de reemplazo con estrógenos solos o combinados con progesterona.

El período postparto merece un capitulo aparte, ya que se producen bruscos cambios hormonales en toda las madres pero una de cada diez desarrolla depresión puerperal. Esta parece necesitar de un sustrato psicológico en la madre, un entorno especial, y no se hace presente en todos los partos de la misma madre. Su severidad es variable, afecta al bebé en los primeros meses de la vida, y por ende a toda la familia. Creo que en estos casos la interconsulta psicológica o psiquiátrica es de rigor.

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