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martes

Los argentinos bebemos poca agua y mucho líquido azucarado

Tomamos los dos litros diarios que recomienda la OMS, pero sólo el 21% es agua pura. El resto son bebidas saborizadas o infusiones con azúcar, principalmente mate. De este modo, se consumen muchas calorías pero de baja calidad nutricional.


Mates con azúcar por la mañana. Un vaso de gaseosa durante el almuerzo, seguido por un café dulce. Jugos artificiales, aguas azucaradas y gaseosas durante el resto del día. Una combinación que frecuentemente practican los argentinos, sin percibir que consumen un montón de calorías encubiertas, según detectó una encuesta del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI) sobre hidratación.




Se trata del primer estudio poblacional sobre hidratación realizado en la Argentina. Implicó el registro individual del consumo de alimentos, bebidas e infusiones sin alcohol durante una semana del mes de noviembre del año pasado. Participaron 800 personas, desde recién nacidos a 65 años, de los grandes centros urbanos del país.
El relevamiento fue presentado en el X Congreso Argentino de Obesidad y Trastornos Alimentarios que se llevó a cabo en Mar del Plata. Permitió identificar que las cantidades de azúcares ingeridos a través de jugos, bebidas e infusiones son preocupantes por sus riesgos para la salud. Dentro del total de los momentos de consumo diario de los encuestados, el 46% corresponde a líquidos. Y la mitad de los líquidos que se consumen diariamente consisten en bebidas con sabor o infusiones azucaradas.

“Por lo general, cuando los médicos o los nutricionistas hacen recomendaciones a los pacientes les dicen que coman menos. Pero no se hace hincapié en el consumo de bebidas que incluyen calorías. Lo ideal es que más gente consuma más agua por día o, en todo caso, bebidas con saber sin aporte de calorías”, explicó la nutricionista Verónica Chamorro, que fue una de las autoras del trabajo.
Al consumir bebidas o infusiones con azúcar, se ingieren calorías sin mayor contenido nutricional. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo de azúcares simples, como los de las bebidas, no debe superar el 10 por ciento del total de calorías diarias. Pero en la Argentina esta sugerencia se pasa por alto.
El estudio reveló que sólo el azúcar en bebidas representa entre el 9 y el 15 por ciento del total, sin considerar los dulces, las mermeladas, las golosinas y otros alimentos que también contienen esos azúcares simples. En cambio, el agua pura (incluyendo a la red, mineralizada, potable envasada o mineral natural) tiene menos seguidores. Sólo el 21 por ciento de los líquidos que se ingieren corresponden a agua.
Cuando tiene sed, el cuerpo necesita agua. Sin embargo, el estudio reveló que el perfil del consumo se orienta a incorporar una gran cantidad de calorías “vacías” a través de té, café, mate, jugos, gaseosas y otras bebidas azucaradas. Hay una mayor preferencia por las infusiones, como mate, té y café primero: el 49% le pone azúcar.
Hubo pequeñas diferencias con respecto a las edades de los encuestados. En términos relativos, los niños y adolescentes se inclinan por lo azucarado. Los adolescentes son quienes proporcionalmente toman menos agua, y son los adultos y mayores de 45 años quienes se inclinan más por las bebidas con sabor sin azúcar.
En el caso de los que tienen entre 18 y 45 años, se encontró que ingieren 400 calorías extras a través de bebidas e infusiones. Esto significa que consumen en líquidos las calorías equivalentes a un plato de comida sin darse cuenta.
Para Esteban Carmuega, director del CESNI, este consumo oculto de calorías es un gran riesgo para la salud de la gente. “Con esta carga oculta de calorías, es muy fácil excederse de peso. Se puede producir un desbalance de energía, porque la persona consume más calorías de las que necesita diariamente para su nivel de actividad, y su organismo no es conciente. Esto es un camino de ida hacia el sobrepeso y la obesidad”. Se sabe que un desbalance del 1 por ciento entre la ingesta y el gasto de calorías (es decir, se consumen más de lo que se gasta) puede representar en 10 años un aumento de 15 kilos de peso en los adultos.
Otro riesgo del consumo oculto de calorías es que se obliga al organismo a necesitar más insulina. “Esta exigencia puede conducir a mediano o largo plazo al síndrome metabólico y más tarde a la diabetes”, resaltó Carmuega.
El estudio reveló otros detalles de los hábitos argentinos. La proporción del consumo de agua pura y bebidas con sabor sin azúcar/calorías es significativamente mayor en las mujeres, en comparación con los hombres. Y que el 70% de las bebidas se consumen durante los almuerzos y las cenas.
A partir del relevamiento, que fue desarrollado con TNS Gallup y con apoyo financiero de una empresa multinacional que vende agua mineral y lácteos, los especialistas del Cesni dieron algunas recomendaciones para poner en práctica de manera individual o en las familias. “Por ejemplo, cuando se toma mate, té o café, se puede reemplazar el azúcar por edulcorante o directamente tomarlos amargos. Así, estaríamos evitando muchas calorías extras por día y educando a nuestras familias en hábitos más saludables”, comentó Chamorro.
Otra medida es que se facilite el acceso al agua durante las comidas. “Una medida práctica y fácil es servir agua durante el almuerzo o la cena”. Por el estudio se supo que el agua es uno de los líquidos que menos se ingiere durante las comidas.
“Sería importante que los profesionales de la salud trabajen más con las mujeres, porque son ellas las que más agua consumen y pueden ser también quienes alienten a los niños a realizar el reemplazo de los jugos y gaseosas con azúcar por el agua u otras bebidas sin azúcar.
El consumo de agua –también halló el estudio– es mayor a medida que sube el nivel educativo. Se lleva a cabo generalmente fuera de los momentos de comida, aunque allí se concentra el 70 por ciento del consumo total de líquidos.
Las calorías ocultas en las bebidas diarias son, según Carmuega, un factor importante en el gran problema de la obesidad. “Hoy la mitad de la población argentina tiene sobrepeso y obesidad, y el consumo de bebidas con calorías es un factor de esta epidemia. Necesitamos debatir abiertamente sobre la cantidad de calorías que se ingieren con las bebidas de manera inadvertida”, opinó el especialista.
Además, puntualizó que los niveles de consumo de azúcar en niños de hasta 5 años y en los adolescentes deben ser un llamado de atención para los padres. “Necesitamos que reemplacen las infusiones y bebidas con azúcar por agua y bebidas sin azúcar, especialmente durante las comidas principales –dijo Chamorro–. Esto debe hacerse acompañado de una alimentación saludable y con actividad física diaria”.

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