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lunes

Vivir de mal humor, un rasgo que aumenta y daña a la salud

El sentimiento de mal humor puede dañar la salud en varios sentidos.

Expertos coinciden en que el argentino es quejoso y que esta conducta negativa se asocia con problemas cardíacos, digestivos y de insomnio.

 Fuente: www.perfil.com
Por: Mariana Israel


Dicen que los argentinos nos quejamos mucho. “La queja es deporte nacional”, opinó Eduardo Keegan, psicólogo y presidente de la Asociación Argentina de Terapia Cognitiva. Tal vez sea tiempo de moderar este rasgo argentino: de acuerdo con nuevas investigaciones, el sentimiento de mal humor puede dañar la salud en varios sentidos. Según datos recientes de la Asociación Internacional de Manejo del Estrés, el 85% de las personas malhumoradas sufren bruxismo, el 12% son hipertensas, el 42% duerme mal y al 68% le cuesta concentrarse. Y, de acuerdo con otro estudio del Instituto Mexicano del Seguro Social, quienes se enojan con demasiada frecuencia tienden a desarrollar más diabetes, alteraciones de la presión arterial y dolores de cabeza frecuentes.
¿Por qué ocurre esto? “El mecanismo del enojo activa el cuerpo en modo de lucha”, explicó Keegan. “Aumenta el cortisol (la hormona del estrés) la presión se eleva y pueden aparecer dolores de cabeza”, enumeró Cristina Benchetrit, directora del equipo terapéutico Espacio Olazábal.
Para el psiquiatra Gustavo Corra, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, desde el punto de vista de la psiconeuroinmunología cualquier estímulo afectará a una persona en su generalidad. “Una mala noticia podría influir en nuestro humor y, a la vez, este será regulado por el sistema endocrino –provocará taquicardia, acidez, lágrimas– y repercutirá en el sistema neurológico”, sintetizó.
“Hay una relación estrecha entre el estado anímico y la salud, y se sabe que los trastornos del humor predisponen a problemas cardiovasculares, endocrinológicos y digestivos”, coincidió Gerardo García Bonetto, presidente de la Asociación Argentina de Trastornos del Humor.
El vínculo enojo-infarto ha sido uno de los más estudiados en la historia. Marcelo Cetkovich, director de Psiquiatría de Ineco, menciona un trabajo que demostró que las personas que presentan irritabilidad como rasgo de personalidad, tienen más chances de desarrollar enfermedad coronaria. “En las personas que ya están enfermas del corazón, una crisis de ira aumenta el riesgo de tener un nuevo evento”, relató.Sin embargo, los especialistas coinciden en que no hay que alarmarse. “Posiblemente lo que cause más daño es la irritabilidad continua, si además una persona sufre otros problemas cardiovasculares”, señaló Keegan.

Origen.
“En el humor están involucrados tanto los estímulos externos como internos. Hay cargas genéticas que predisponen al malhumor”, explicó Corra. Desde la visión de la psicología cognitiva, Cetkovich sostuvo que el malhumorado es una persona con un “sesgo negativo en su evaluación de la realidad. Como si estuviera midiendo todo con un termómetro mal calibrado”. “Sabemos que esta modalidad, favorece el camino hacia el exceso de estrés y la depresión”, añadió.
Para saber si el sentimiento de mal humor está comenzando a volverse problemático, los especialistas aconsejan chequear si la respuesta es desproporcionada al estímulo. “Si nos enojamos al menos dos veces por día, todos los días, sospechemos”, advirtió Benchetrit. En terapia, se trabaja para modular esas reacciones y ver la realidad de otra manera. También con ejercicios de autocontrol y relajación.
“Normalmente, el estado de ánimo oscila –indicó García Bonetto–. Puede ser un rasgo estructural de la persona, que no merezca una consulta médica”. El experto explicó que hay que evitar medicalizar todos los rasgos de la personalidad. Sin embargo, el límite se traza cuando el malhumor se vuelve disruptivo de la vida del paciente. “Si lo pensamos como un fenómeno nuevo en la vida de la persona, que afecta su vida cotidiana, probablemente amerite una consulta profesional”, concluyó.

Cuando los cambios de ánimo son cíclicos
Cualquier persona que cambie de humor varias veces en el día, seguramente en algún momento fue tildado de “ciclotímico”. Pero el psiquiatra Gustavo Corra aclaró que la ciclotimia se refiere más a la intensidad de los estados de ánimo que al cambio mismo. “Si una persona no cambia de humor a lo largo del día, está en problemas. Nuestro humor se modifica y así debe ser, ya que funciona como regulador de nuestro sistema físico y psíquico. Todos tenemos estados anímicos diversos e incluso opuestos durante el día”.
Por su parte, el psiquiatra Gerardo García Bonetto explicó que hoy se aplica la categoría de trastorno ciclotímico a un tipo de bipolaridad “de baja intensidad”. La persona presenta síntomas de manía y de depresión, pero no alcanza a reunir los criterios de trastorno bipolar. “Esta distinción no es fácil y merece siempre la mirada de un especialista, pero cuando los cambios interfieren en la vida de una persona, en el plano personal, social o laboral, merecen una consulta”, agregó.
Para la psicoterapeuta Cristina Benchetrit, hay personas con un humor más estable que otras y esto no tiene por qué preocupar. “Es un problema cuando las variaciones en el ánimo se dan por cosas que la mayoría definiría como nimias, cuando las respuestas son exageradas o la variabilidad es muy frecuente”, concluyó.

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