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miércoles

Como manejar los niveles de colesterol


Uno de los principales factores de riesgo cardíaco y cerebrovascular es el colesterol alto, que no da síntomas. La mejor prevención es evitar estas sustancias de la dieta.

Por: Dra. A. Hintze
El colesterol elevado es un factor de riesgo cardiovascular silencioso. No se manifiesta con ningún síntoma ni aviso alguno, hasta que aparece y ya es tarde para prevenirlo.

La única manera de saber si está elevado es haciendo un simple estudio de sangre. Pero si no se

En uno de los estudios cardiológicos más importantes, en el que se estudiaron los factores que llevaron a la muerte a 55.000 personas por infarto alrededor de todo el mundo (1), se determinó que los niveles de colesterol se asocian a un aumento de la mortalidad con una relación continua entre los valores en sangre y el riesgo de padecer eventos cardíacos o vasculares. Ocurre en todas las edades. Cuanto más alto el colesterol, mayor es el riesgo de infarto independientemente de otras causas.

De acuerdo a datos del estudio Interheart, el colesterol elevado explicaría en un 40,8% todos los infartos en Latinoamérica (3). Este dato, conocido desde 2007, es de gran importancia ya que si toda la población latinoamericana tuviera el colesterol en un valor normal, los infartos que sufren disminuirían en un  porcentaje importante.

A partir de 2004, más precisamente, desde la 57ª Asamblea Mundial de la Salud y como parte de la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, la OMS recomendó eliminar las grasas trans de los alimentos procesados destinados al consumo humano. En Argentina, recién a fines de 2010 se logró modificar el Código Alimentario Argentino para alcanzar ese objetivo y disminuir así la tasa de colesterol en toda la población. 

Grasas transformadas o trans
Son un tipo de grasa que se forma cuando el aceite líquido se transforma en grasa sólida, lo cual se logra añadiendo hidrógenos. Sirve para incrementar el tiempo de vida útil de los alimentos y es una herramienta útil en la industria alimentaria puesto que ayuda a mejorar la perdurabilidad, el sabor y la textura de los productos. Pero hay un problema grave: son las peores grasas para el organismo. 

Las grasas trans tienen efectos adversos para la salud humana: aumentan el riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares y muerte súbita de origen cardíaco. Esto se debe a que provocan un incremento del colesterol LDL (llamado "colesterol malo"). El exceso tiende a adherirse y engrosar las paredes de las arterias y venas de todo el organismo, incluyendo órganos vitales como el corazón y el cerebro. 
A su vez, conlleva a la disminución del colesterol HDL ("colesterol bueno"), lo que provoca una disminución en la capacidad para regular, eliminar y reciclar el colesterol de la sangre. Estudios científicos de la Organización Mundial de la Salud han revelado que la ingesta diaria de 5 gramos de grasas trans es suficiente para aumentar en un 25% el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Existen alimentos como la carne de cerdo, la de cordero, la manteca y la leche entera que contienen de manera natural cantidades pequeñas de estas grasas hidrogenadas. Esta forma de grasas trans supone un mínimo aporte siendo menos del 0,5% de la cantidad total consumidas, y no tienen los efectos perjudiciales como las de origen industrial. 
Sin embargo, la mayoría de las grasas trans de nuestra alimentación provienen de los alimentos procesados, como los embutidos, alfajores, productos con baño de cobertura, algunas margarinas, alimentos de panadería, galletas dulces y saladas, papas fritas, snacks fritos, etc. 
Desde 2010, el importante cambio en la industria alimenticia llevó a la población a prestar más atención al contenido de los productos que se comen, por lo que el control del consumidor es determinante. Si el producto contiene grasas trans no se debería comprar ni consumir.
Tipos de colesterol
En el cuerpo humano, el colesterol es una molécula estructural que forma parte de las membranas de todas las células del organismo. Es necesaria para sintetizar hormonas, vitamina D y ácidos biliares. Debe estar en la sangre en una dosis justa, ni de más, ni de menos. El valor de colesterol total deseable es menor a 200 mg/dl.

Esta molécula tiene dos orígenes: uno externo, los alimentos que se ingieren,  y otro interno, su síntesis por parte del hígado y otros tejidos. La posibilidad de controlar el colesterol, que se encuentra sólo en alimentos de origen animal, es disminuyendo su ingesta. Los vegetales no contienen colesterol. 

El colesterol “bueno” es el que está unido a unas proteínas (HDL) que atrapan el colesterol circulante para llevarlo al hígado, donde es utilizado. En otras palabras, las proteínas HDL contribuyen a disminuir el colesterol circulante en la sangre y evita que se acumule en las paredes de las venas y arterias. El valor deseable es mayor a 40 mg/dl y el óptimo es de 60 mg/dl. 

Por el contrario, el colesterol que está unido a las proteínas LDL, transportado desde el hígado hacia los tejidos, es conocido como colesterol “malo”. Cuando las cantidades de LDL en la sangre son altas, provocan acumulación de colesterol en venas y arterias. Si esta situación persiste durante un período prolongado, se produce ateroesclerosis, generando enfermedades circulatorias, del corazón y del cerebro. El valor deseable es menor de 100 mg/dl. 

Su control

No sólo las personas que están con un parámetro de colesterol elevado deben cambiar hábitos alimenticios y hacer ejercicio. Las que lo tienen dentro de los límites de normalidad lo deben prevenir. La dieta occidental, de por sí, tiende a aumentarlo y lo demuestra el claro incremento en la población. La prevención es la que generará un cambio en las tasas de infarto.

Mediante la práctica cotidiana de ejercicio físico y una alimentación saludable se puede aumentar los niveles de HDL en sangre y reducir los niveles de LDL.

Es necesario combinar estos factores. Aisladamente, sirven para el control del colesterol, pero si se logra mantener el organismo activo haciendo actividad física y se hace una selección a conciencia de los alimentos que se ingieren, la mejoría es exponencial.  
Cuánto intervienen los genes

Existen genes que están relacionados con una mayor probabilidad de presentar bajos niveles de colesterol “bueno” (HDL), niveles elevados del “malo” (LDL) o de triglicéridos, comparado con el promedio de la población. Cuando se estudia el patrón genético de una persona y se encuentra esta característica, no significa que ya estén alterados los niveles de colesterol en sangre, sino que tiene una mayor probabilidad de padecerlo que el resto, por lo cual se deben extremar las medidas de prevención, de diagnóstico y de tratamiento -en caso que ya se hubiera declarado-. No es una sentencia; es una herramienta útil para evitar que aparezca esta enfermedad planificando correctamente la dieta y el plan de ejercicio diario.
El estrés y la salud cardiovascular

Los resultados publicados en el Scandinavian Journal of Public Health de un estudio realizado en una muestra de más de 90.000 empleados, asocian la situación de estrés laboral con la alteración en el colesterol. Explica que el estrés crónico es una enfermedad que lleva a tener un mayor riesgo de padecer niveles anormalmente altos de LDL (“malo”), niveles excesivamente bajos de HDL (“bueno”) con un potencial elevado de obstrucción de las arterias.
Además, a esta predisposición siempre la acompaña un estilo de alimentación basado en comidas rápidas por falta de tiempo, sedentarismo por pasar muchas horas trabajando y otros factores de riesgo, como el hábito de fumar y la hipertensión. Así, se genera un círculo vicioso que lleva a aumentar más las grasas en sangre y la probabilidad de sufrir un infarto.
Recomendaciones

Consumir en cantidades muy moderadas los alimentos que son fuente de colesterol, grasas saturadas y grasas trans:

•   Yema de huevo: no más de 3 por semana.
•    Pollo: siempre cocinarlo sin la piel ni la grasa.
•    Cortes de carne: comer 2 veces por semana y elegir los cortes más magros, como bola de lomo, lomo, cuadril, peceto, nalga, cuadrada y colita.
•    Carne de cerdo y sus derivados: evitar 
•    Embutidos, achuras y chorizo: evitar.
•    Quesos grasos: reducir a 1 veces por semana. 
•    Crema y helados cremosos: evitar.
•    Manteca: cambiar a queso crema untable descremado.
•    Mayonesa: evitar.
•    Cualquier alimento frito: evitar
•    Otros productos a evitar: comidas rápidas, snacks; chocolates, golosinas y galletitas, productos de panadería.

También es muy beneficioso aumentar la ingesta de omega 3 y omega 6, que se encuentra en semillas, nueces, aceitunas, aceite de oliva y pescado.

Hacer, como mínimo, 30 minutos de ejercicio diarios de baja intensidad. No es necesario que sea de una sola vez. Puede hacerse en varias etapas a lo largo del día. Por ejemplo, lograr 3 momentos en el día de 10 minutos de actividad física.
•    Subir por la escalera en vez de tomar el ascensor,
•    Ir caminando o en bicicleta al trabajo en vez de utilizar el auto o un transporte público, 
•    Salir a bailar habitualmente
•    Saltar la soga. Es un ejercicio que se puede hacer en cualquier parque plaza o en el hogar
•    Por sobre todo, evitar permanecer sentado delante del televisor o computadora durante mucho tiempo. Por ejemplo, hacer bicicleta fija o elíptico en casa cuando se mira una película o la televisión.

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