La inactividad física produce en nuestro cuerpo más consecuencias negativas de las que creemos: aumenta el apetito, reduce la calidad del semen y acorta la vida, entre otros efectos. Es que aunque el cuerpo humano está diseñado para estar en movimiento continua e intensamente, el ejercicio no suele formar parte de nuestro estilo de vida.
Si hace tiempo que tenés en la agenda “empezar el gimnasio” pero nunca lo concretás, a continuación compartiremos varias razones para que te pongas en movimiento. La computadora, el delivery y el auto son sólo algunos “inventos” que hicieron que nos
movamos cada vez menos. La paradoja es que nuestro cuerpo está diseñado para afrontar una actividad física no sólo continua, sino intensa. De ahí se deriva el incremento de enfermedades crónicas, como la hipertensión o el dolor de espalda, relacionadas con la falta de actividad física, conocidas también como patologías hipocinéticas (de hipo, “falta de”, y cinética, “movimiento”).
movamos cada vez menos. La paradoja es que nuestro cuerpo está diseñado para afrontar una actividad física no sólo continua, sino intensa. De ahí se deriva el incremento de enfermedades crónicas, como la hipertensión o el dolor de espalda, relacionadas con la falta de actividad física, conocidas también como patologías hipocinéticas (de hipo, “falta de”, y cinética, “movimiento”).
“Al movilizarnos cada vez menos, nuestros músculos empiezan a reducir su tamaño y a atrofiarse. Para graficar esto podemos pensar en una persona a la que le enyesaron el brazo y se lo inmovilizaron: al cabo de 40 días, cuando el yeso es retirado, la persona notará que el tamaño del brazo que estuvo enyesado es menor que el del brazo que mantuvo en movimiento”, dice el doctor Rubén Salcedo, Director Médico de Sanatorio Diquecito. “Estamos padeciendo, entonces, una ‘epidemia’ de pérdida de masa muscular. Algunos investigadores, de hecho, consideran que la epidemia más importante a nivel global es la gran pérdida de masa muscular que tiene la humanidad por la falta de movilidad, gracias a todos los aparatitos y avances tecnológicos que tenemos”.
Más efectos negativos de llevar una vida demasiado sedentaria:
* La falta de ejercicio acorta la vida. Según un estudio estadounidense, si a partir de hoy todos decidiéramos pasar 3 horas menos sentados cada día y, simultáneamente, redujésemos el consumo de televisión a un máximo de 2 horas diarias, nuestra vida se prolongaría… ¡Tres años y medio! Por el contrario, permanecer seis horas al día frente a la pantalla del televisor reduce la longevidad hasta en 5 años.
* Aumenta el apetito. Al estar mucho tiempo inactivos nuestro cuerpo deja de secretar irisina, una hormona que, entre otras cosas, se ocupa de que las células de grasa blanca o “grasa mala”, que se acumula y causa obesidad, se conviertan en grasa parda o “grasa buena”.
* Reduce la calidad del semen. La fertilidad también puede verse perjudicada: tal como explica MuyInteresante.es, los hombres que llevan una vida sedentaria tienen menos volumen de eyaculado, espermatozoides más lentos o más escasos y menos cantidad de testosterona y otras hormonas necesarias para la formación del esperma que aquellos que practican ejercicio moderado.
Es importante destacar que los efectos del sedentarismo no se relacionan con el peso de la persona: “Los riesgos de la falta de actividad física no dependen de si la persona es obesa o no. Si bien el obeso tiene más riesgo de padecer afecciones complejas, la persona delgada también está expuesta a sufrirlas”, explica Salcedo.
10 beneficios de la actividad física
Para dimensionar lo que perdemos al no realizar actividad física, el doctor Rubén Salcedo analiza cuáles son los beneficios orgánicos que nos provee el hecho de tener buena masa muscular:
1. Mejor la columna. Al no tener masa muscular, el organismo pierde la posición erecta: al moverse menos y perder masa muscular, la persona empieza a encorvarse hacia adelante. Hacer actividad física previene deformaciones de la columna vertebral, como la escoliosis y la lordosis (desviaciones de la columna). De hecho, ante estos problemas los traumatólogos recomiendan la práctica de una actividad física, como puede ser la natación.
2. Mayor elasticidad y movilidad. La falta de actividad física nos hace perder elasticidad y movilidad. Uno se puede dar cuenta de eso, por ejemplo, cuando termina la actividad física y se inclina hacia adelante para tocarse los pies con las manos y llega más o menos bien; pero si lleva mucho tiempo sin hacer ejercicio, por la pérdida de elasticidad de la columna no puede llegar ni a las rodillas. Eso es propio de la pérdida de movilidad y de elasticidad que sufren las articulaciones.
3. A nivel cardíaco:
* Mejora el colesterol bueno. Para entenderlo bien, este colesterol es el que tiene una especie de acción ‘detergente’ sobre las arterias, es decir, que evita que la grasa que comemos en tantas comidas rápidas se pegue en las arterias y termine tapándolas, produciendo infartos, embolias cerebrales, arterioesclerosis, pérdida de la memoria. Cuando uno mantiene una buena actividad física el músculo crece e, indirectamente, produce un aumento del colesterol bueno.
* Evita la presión alta. La actividad física dilata las arterias y eso hace que, si la persona padece presión alta, ésta baje. La actividad física es un excelente complemento para evitar la presión alta, mientras que el sedentarismo es el mejor terreno para que ésta se presente.
* Regula la frecuencia cardíaca. La frecuencia cardíaca es inversamente proporcional a nuestro estado físico: si una persona, siendo sana, hace actividad física y su frecuencia cardíaca se dispara a 170 o más latidos por minuto, esto quiere decir que está en muy mal estado físico. Si se toma el pulso y la frecuencia cardíaca está baja, y se trata de una persona sana que no toma ningún medicamento que altere la frecuencia cardíaca, significa que tiene un buen estado físico.
4. Evita las várices. Muchas personas están muy preocupadas por el tema de las várices y pagan fortunas en tratamientos, cuando no hay mejor preventivo que el hecho de hacer actividad física. ¿Por qué? Porque al no realizar actividad física el primer lugar en el que se almacena grasa es en el abdomen. Esa grasa comprime las venas que traen la sangre de las piernas y la llevan al corazón, y se produce una estasis venosa (circulación lenta o estancamiento de la sangre en las venas) en los miembros inferiores. Si, además de esto, la persona pasa mucho tiempo sentada, su abdomen se dobla y, por lo tanto, las venas se comprimen aún más.
5. Menor cansancio. La persona que no realiza actividad física llega más cansada al final del día que la que sí lo hace. Esto es lo mismo que correr un maratón: si la persona que está entrenada físicamente para correr 40 kilómetros sólo corre 2 kilómetros, terminará muy bien el recorrido; en cambio, una no entrenada termina muy cansada. Una persona sana tiene que terminar la jornada con sueño pero no con agotamiento físico, de lo contrario, significa que está fuera de estado físico.
6. Aumenta la capacidad respiratoria. Normalmente, cuando no hacemos actividad física utilizamos mucho la parte inferior del pulmón y muy poco la parte superior, lo que produce que esta última se llene de mucosidad y que los alvéolos se colapsen. Cuando uno practica actividad física, en cambio, utiliza todo el pulmón y, por lo tanto, mejora la oxigenación y llega más oxígeno al cerebro. Por eso se ha visto que las personas que hacen actividad física, al tener mejor oxigenación cerebral, tienen mucho mejor rendimiento intelectual que las que no la practican.
7. Diabetes, triglicéridos y colesterol. Los triglicéridos, el colesterol malo y el azúcar de la sangre son los principales combustibles del músculo. Cuando éste comienza a trabajar utiliza azúcar; eso hace que mejore la diabetes. Y cuando lleva más de 20 minutos funcionando empieza a consumir más triglicéridos y colesterol malo. Por lo tanto, el ejercicio físico es el mejor preventivo para la diabetes y para que las arterias no se tapen con colesterol malo. Sin movimiento, el músculo no utiliza ese combustible y éste va da vueltas por las arterias y por las venas sin que se utilice, pegándose en el interior de las arterias y propiciando la arterioesclerosis.
8. La sangre, más fluida. Al haber menos colesterol y menos triglicéridos, la sangre se vuelve más fluida, y eso evita que se formen coágulos. Cuando la sangre está quieta durante un tiempo, se coagula, por eso es que los médicos recomiendan que si se realiza un viaje de muchas horas en avión uno se levante y camine por el pasillo para evitar que la sangre se quede quieta. Un coágulo que se forma dentro del corazón o las venas, en especial en las várices venosas, viaja por las arterias y como éstas se van achicando de tamaño para llegar al cerebro o para poder llegar al pulmón se terminan produciendo las embolias de pulmón, de cerebro o de intestino, entre otros.
9. Mejora la digestión. Otro problema que vivimos en esta sociedad es la constipación, porque la comida chatarra no tiene fibra vegetal. La fibra vegetal, al no absorberse, hace que ésta se movilice dentro del intestino y se evacue normalmente. Pero además, cuando uno realiza actividad física, los músculos del abdomen se contraen y se relajan rítmicamente produciendo una especie de masaje sobre los intestinos, ayudando a que la persona evacue mejor, lo que previene el cáncer de colon.
10. Mejora el sistema nervioso. Con el ejercicio físico mejora también la coordinación muscular. El cerebro es como el músculo: mientras más se utiliza, mejor funciona. Además, cuando la persona realiza actividad física se liberan unas hormonas que son muy parecidas a la morfina, llamadas “betaendorfinas”. Éstas son antidepresivos naturales, porque estimulan el cerebro. Por eso, la depresión, que es una epidemia muy común en nuestras grandes sociedades, es menos frecuente en la gente que hace actividad física.
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