Historias de "dietas"

En la actualidad vivimos en una cultura impregnada por mensajes que enfatizan la sobrealimentación. Cantidad de programas gourmet, en el puesto de diarios de nuestro barrio cuantas revistas se dedican al arte del buen comer, en la góndola del supermercado diversidad de productos que tientan a cualquiera, negocios donde las golosinas a precios reducidos desbordan estantes, combos XXL….
Cantidad de estímulos morales que nos incitan a comer más y de todo.
En la vereda opuesta mensajes de restricción para cumplir el ideal estético impuesto hoy, ser flaca, estar divina, siempre joven…

<--- Iniciamos una dieta que al poco tiempo abandonamos: restricción, se debe comer poquito y alimentos libres de grasas trans…
Intentamos cumplir este mandato de la restricción en forma obsesiva, tratamos de controlar el hambre: -“y sí, esta divina… pero se mata de hambre”; nos volvemos obsesivos por nuestro peso, nuestra apariencia, temerosos por si transgredimos, así aparece la ansiedad y el sentimiento de inutilidad. Nos salimos de la dieta, cumpliendo una autoprofecía “no puedo, me falta voluntad, ma sí el lunes arranco de nuevo”.
Creemos que si no somos capaces de lograr el éxito en nuestro objetivo somos inútiles, incapaces, incompetentes. Nos exigimos: DEBEMOS TENER ÉXITO, pero ¿a qué costo?
Y si intentáramos ACTUAR más que actuar bien?
A concentrarnos en disfrutar, no solo con el resultado sino con el proceso apara alcanzarlo.
Si aceptamos que los errores son factibles de ser cometidos en vez de horrorizarnos ante ellos, de ver que puedo mejorar la próxima vez.
En lugar de revelarnos, maldecirnos con lo que en el pasado hicimos mal, cuestionémonos, desafiémonos y rebelémonos contra aquellos hábitos adquiridos que hoy son perjudiciales.

Si siempre que te haces las mismas preguntas …hayas las mismas respuestas…entonces… cambia las preguntas!!!

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