Operación verano: los nutricionistas desaconsejan las "dietas exprés"
Por: Nora Bar
La escena es recurrente: sube la temperatura y bastan
unos minutos tratando de calzarnos la ropa del año pasado para que se
encienda en nuestra mente un letrero titilante: "Houston, tenemos un
problema".
Dada la ecuación biológico cultural en la que estamos
inmersos, subir de peso es fácil, pero bajar exige un esfuerzo que pone a
prueba hasta a los más decididos. Es en esos momentos en que buscamos
soluciones sencillas para un problema complejo cuando llegan a parecer
razonables promesas impensables del tipo "La dieta de la cereza...
¡Adelgaza 2 kilos en 3 días!", "Dieta depurativa para el
verano...¡Adelgaza 3 kilos en 1 semana! o "Dieta de la piña... ¡2 kilos
en 1 semana!" ( sic ). En este caso, todo parecido con la realidad no es casualidad...
Si usted es uno de los que confía en estas fórmulas,
lamentamos desilusionarlo: no son efectivas. Cuatro destacados
especialistas consultados por LA NACION coinciden en que, si bien pueden
utilizarse cuando se busca un descenso de peso "a plazo fijo", a la
larga no sólo carecen de valor, sino que hasta pueden ser negativas.
"Son tratamientos fulminantes que no instalan un modelo
saludable. No sirven para el manejo de la obesidad, sino para la
fiesta", dice el doctor Julio Montero, ex presidente de la Sociedad
Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios.
"Dan lo que prometen, pero desencadenan mecanismos
neuroendocrinos que intentan oponerse a la amenaza que implica para el
organismo la pérdida cuantiosa y veloz de peso corporal -explica la
doctora Mónica Katz, coordinadora del posgrado de Nutrición de la
Universidad Favaloro-. Éstos generan una tendencia al «rebote», que se
acentúa cuanto más rápido es el descenso."
"Hacer una alimentación extraña, muy restringida, por
tiempo corto, es mandarle al cuerpo el mensaje de que, no bien termine,
puede tomar venganza. Y reiniciar un ciclo eterno de subas y bajas",
coincide el doctor Edgardo Ridner, presidente de la Sociedad Argentina
de Nutrición.
"Las «dietas exprés», que prometen descensos rápidos de
peso, lo logran fundamentalmente a expensas de agua corporal, no de
grasa, que sería el objetivo", subraya el doctor Silvio Schraier,
presidente de la Fundación Argentina de Nutrición.
Hambre para hoy
Todo esto no quiere decir que reducir drásticamente el
consumo de alimentos durante unos pocos días pondrá en riesgo nuestra
estructura corporal. "En personas sanas, no representa un peligro -dice
Montero-. De hecho, cuando alguien está enfermo, come poco y nadie se
preocupa demasiado. Pero hay que ponerlo dentro de un marco adecuado.
Las técnicas para descender rápido de peso no son el tratamiento de la
obesidad; las estrategias para la obesidad son a largo plazo."
Aunque a veces se confunden, grasa y peso son cosas
diferentes. Si la persona que se somete a un programa que le aporta muy
pocas calorías diarias es muy obesa o está muy hinchada, puede perder en
poco tiempo cinco o seis kilos. Pero, aclara Katz, "estudios originales
de [Steven] Heimsfield muestran que a cada kilo de peso perdido
corresponde, en el mejor de los casos, 75% de grasa y 25% de músculo y
hueso. A velocidades de pérdida de peso mayores al 1% por semana, esta
proporción va virando a más pérdida de tejido magro y menos de grasa. Se
calcula que cada kilo «cuesta» 5500 calorías. Si quiero ganar peso,
necesito ese superávit, y si por el contrario deseo pederlo, debo lograr
ese déficit".
Un programa razonable tiene ambiciones más modestas.
"Si comemos 400 calorías menos por día -agrega Ridner-, lo que requiere
bastante esfuerzo, metabolizamos 50 gramos de grasa, que en la práctica
es aun menos, ya que inevitablemente algo de músculo se pierde. Pero
siendo generosos, 50 gramos por día con un cumplimiento perfecto
representan 1,5 kg en 30 días. La única forma de aumentar un poco ese
gasto es con mayor actividad física."
"Efecto rebote"
La búsqueda de fórmulas mágicas no sólo hace perder
tiempo, sino que puede conducir a programas de alimentación bizarros que
a veces no son inocuos. "En la década del setenta -cuenta Montero-, por
hacer dietas muy restringidas sobre la base de gelatina, un alimento de
baja calidad nutricional, se produjeron muertes por arritmias
intratables. Es el riesgo de poner en práctica experimentos extraños,
que no están estudiados ni validados."
Para Katz, además, el estrés generado por la dieta
exprés generalmente lleva a "compensar" comiendo más. "Se genera un
mecanismo de descontrol alimentario: se sostiene la abstinencia hasta
que gana la autoindulgencia -afirma-. Lo peor es que luego de cada ciclo
de abstinencia y descontrol, el alimento «prohibido» se torna más
deseable. El dietante crónico vive polarizado emocionalmente entre la
perfección y el fracaso absoluto. El fenómeno se denomina «violación de
expectativa». Intenta cada día comer perfecto, poco, light,
pero, si llega a romper alguna de las reglas que en su cabeza ha armado,
su percepción es que todo está perdido y abandona todo para volver a
engordar."
También Schraier destaca que las fantasías exprés
"definitivamente son dañinas". "Se pierden masa muscular, sales de
potasio, magnesio, sodio y otros minerales: se pierde de todo, menos
grasa. Por lo tanto, mantenidas en el tiempo, desnutren", dice.
Y concluye Ridner: "El sube y baja es el mejor
predictor de aumento sostenido de peso. Cada rebote deja más kilos. Y
aleja a la persona del único camino cierto, que es la reeducación
alimentaria".
Cómo son los programas "ultrarrápidos"
- Repetitivos
Instalan la monotonía para disuadir al dietante de consumir porciones suculentas
- Desequilibrados
Generalmente instan a comer un solo tipo de alimento, que pueden ser frutas, verduras, proteínas o lácteos
- Prometen metas irreales
Llevan a creer que se pueden burlar los mecanismos fisiológicos naturales, como perder una gran cantidad de kilos en una semana
- Se presentan como una solución mágica
Generalmente se publicitan con el argumento de que gracias a ellos personajes del cine o la TV lograron una silueta "perfecta"
- No tienen sustento científico
Más allá de que los médicos puedan indicar en ciertos casos programas intensivos por períodos cortos, los estudios con que se cuenta en la actualidad indican que la única forma de evitar la obesidad es instalar cambios alimentarios de largo plazo
Porqué es importante.
Metas poco realistas pueden conduc ir a frustraciones repetidas y a la idea de que bajar de peso es una misión imposible.
Metas poco realistas pueden conduc ir a frustraciones repetidas y a la idea de que bajar de peso es una misión imposible.
¿Es efectiva para adelgazar la estrategia del aburrimiento?
Al limitar la variedad de los alimentos que componen la dieta, se tiende a comer menos.
ideal"
es discutible y hay quienes no están de acuerdo con la validez de las
tablas existentes, los nutricionistas destacan que uno de los mayores
problemas con los que se topa el dietante es que en los tratamientos
para la obesidad existen dos etapas: el descenso y el mantenimiento.
Generalmente, es la segunda la más difícil de lograr.
"El problema mayor no es la primera etapa. Con
cualquier programa que modifique lo que se come habitualmente, la gente
pierde peso, y si además se quitan muchas calorías o grupos completos de
alimentos, como los hidratos, se adelgaza -asegura la doctora Mónica
Katz-. Las dietas de un solo alimento funcionan, pues imponen monotonía y
nos alejan de la difícil tarea de decidir. La dificultad surge con la
segunda etapa. Ése es el momento en el que se desencadenan los
mecanismos adaptativos y la motivación para mantener la dieta extrema
decae."
"El concepto de estas dietas es limitar tanto la oferta
que, por aburrimiento, se come menos -dice el doctor Edgardo Ridner-.
Queda claro que esto es transitorio. Patear la pelota fuera de la
cancha. Con esta táctica no se puede ganar nunca. En vez de instalar
hábitos firmes de alimentación, uno se fuerza a una dieta extraña a sus
costumbres, deseos y gustos. En cambio, pequeñas modificaciones
voluntarias, pero sostenidas en el tiempo, permiten mantener el descenso
alcanzado."
Para Montero, el rompecabezas de la obesidad es, en
síntesis, un problema social. "Las personas están sometidas a una
presión constante del medio, eso que llamamos cultura -agrega-. Nosotros
ingenuamente les pedimos que cambien de estilo de vida, como si
dependiera de los individuos, y en realidad la que propone el estilo de
vida es la sociedad a través de la cultura. Entonces, les pedimos que se
pongan «a contramano»."
El doctor Silvio Schraier destaca que reduciendo 500
calorías por día se pueden lograr descensos de alrededor de 500 gr por
semana, o 2 kg por mes. "Puede parecer poco, pero suman 24 kg por año",
dice. "Yo a estas dietas las llamo «de Cenicienta», por lo paupérrimo
de su composición y porque, como su carruaje, a las 12 de la noche se
convierten nuevamente en calabaza. Basta con pensar que si uno tiene que
realizar dietas exprés varias veces por año es que en ninguna de esas
oportunidades el descenso de peso fue duradero", concluye..
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