Tips prácticos para prevenir la deshidratación:
- Tener siempre a mano una botella de agua (bolso, cartera)
- Ofrecer agua a los niños y mayores.
- Tomar un vaso de agua al acostarse, levantarse y en cada comida del día.
- Disponer una botella de agua a la vista en el lugar donde nos encontremos (trabajo, living, jardín).
- Beber agua antes, durante y después de la actividad física.
- Colocar una botella de agua en los bolsos y mochilas de los niños.
- Al poner la mesa para servir las comidas disponer de una botella de agua y servir en todos los vasos.
- Inculcar a los niños hábitos saludables ofreciéndoles agua en lugar de bebidas azucaradas.
- Explicar en los adolescentes que es el grupo que menos agua pura consume y con menor práctica de hábitos alimentarios saludables, los beneficios del agua para su salud (los dientes, piel).
- No esperar a tener sed ni de boca seca.
- Incorporar agua en preparaciones como jugos y licuados naturales con frutas frescas y en gelatinas.
- Evitar bebidas muy dulces o que contengan alcohol.
- Acompañar con una alimentación equilibrada y liviana que incluya frutas y verduras frescas evitando preparaciones calientes, frituras y salsas.
- Usar ropa liviana, con accesorios para protegerse del sol (sombrero, gorras, pañuelos, protector solar).
- Darse duchas con agua fresca.
Los síntomas principales de deshidratación a tener en cuenta son:
- Aumento de la sed
- Sequedad en la boca
- Debilidad
- Dolor de cabeza
- Mareos
- Desmayos
- Náuseas
- Palpitaciones
- Confusión
- Orina oscura
Hidratación correcta
Las necesidades de hidratación varían de acuerdo a la edad y a diversas situaciones. Existen grupos de individuos con mayor riesgo, en los cuales es necesario estar particularmente atentos a los síntomas de deshidratación, ya que de no ser detectados a tiempo pueden acarrear consecuencias para la salud:
Bebés: la presencia de cuadros virales o bacteriales que ocasionen vómitos y diarreas pueden causar una seria deshidratación en los lactantes. De presentarse estos cuadros, debe acudirse al médico para equilibrar el balance hídrico.
Niños: al ser más activos que los adultos transpiran más, por lo que necesitan compensar la mayor pérdida de agua. Debe tenerse en cuenta que los niños tienen, además, una menor percepción de la sed cuando están concentrados en alguna actividad.
Embarazadas y en período de lactancia: poseen una sensación de sed más sensible, ya que requieren un aporte mayor de agua para producir los líquidos necesarios durante el embarazo, así como leche luego del parto.
Ancianos: su mecanismo de sensación de sed puede verse alterado, pudiendo presentar también dificultades para tragar. Además, ante la presencia de dificultades para desplazarse, es posible que exista un acceso limitado a la bebida. Al mismo tiempo, pueden requerir una ingesta mayor de agua para un mejor funcionamiento de sus riñones.
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