Padecido por más hombres que mujeres, este síndrome afecta la salud física y psíquica.
Fuente: www.clarin.com
Por Walter Ghedin
Cuando no tenemos capacidad de reacción frente a los
conflictos y dejamos que la “la
procesión pase por dentro”, es el cuerpo
el que registra este proceso y el que sufre las consecuencias. Un
hombre padece el constante acoso moral de su jefe, sabe lo que le
ocurre, pero aparentemente no siente ira. Esa emoción no expresada, con
el tiempo se vuelve un síntoma físico, por ejemplo, colon irritable.
Este es uno de los síntomas en que se manifiesta la alexitimia, un mal
que afecta a las personalidades ansiosas o a los que parecen fríos o
“desapegados”.
La palabrita -alexitimia- viene
del griego y nombra la dificultad para reconocer, nombrar y comunicar
sentimientos y diferenciarlos de las sensaciones corporales. El término
fue introducido por el psiquiatra norteamericano Peter Sifneos, como
resultado de una investigación sobre pacientes afectados por
enfermedades psicosomáticas:ninguno de ellos podía poner en palabras sus
emociones.
Para Alejandro Schujman,
licenciado en Psicología, esta incapacidad para expresar y describir
sentimientos está relacionada con la adicción que muchas veces generan
Internet y las nuevas tecnologías, especialmente las redes sociales como
Facebook. “Cuando el “te amo” pasa a ser ‘un comunicado de prensa’ en
el estado del Facebook, lo que queda por fuera es lo esencial de la
intimidad, imprescindible en el plano del amor.
Las
serenatas de hoy son manifestaciones virtuales para que los testigos de
los monitores presencien y den fe del sentir. La virtualidad esconde,
si es mal utilizada, uno de los tesoros más ricos del ser humano: la
espontaneidad y el hermoso riesgo de interactuar y de sentir. Quienes
quedan escondidos tras dispositivos sofisticados, se pierden ellos
mismos en la maraña de la red”, sostiene Schujman.
La
alexitimia condiciona las relaciones entre los individuos. “Hoy en día,
sobre todo en medios urbanos, la comunicación afectiva en la conquista
amorosa es necesaria y bien valorada. Un hombre con escasas habilidades
emocionales, no sólo será ‘corto’ de palabras, sino que carecerá de
recursos de atracción. Los medios laborales también ponen el acento en
rasgos de sociabilidad, simpatía, seducción, a la hora de contratar a su
personal y aún en trabajos solitarios o de escaso contacto con el
público las pautas de sociabilidad son tenidas muy en cuenta para
favorecer a la integración grupal”, señala el psquiatra Walter Ghedin. Y
describe: “La alexitimia es un síntoma que se presenta en diferentes
trastornos psiquiátricos. Trastornos obsesivos de la personalidad,
desórdenes alimentarios, adicciones, depresiones y también en cuadros
orgánicos como secuelas de accidentes cerebro-vasculares, enfermedad de
Parkinson o trastornos del espectro autista. Para algunos autores
también aparece en personalidades perfeccionistas, obsesivas, solitarias
o ansiosas”.
Ellas y ellos
La
alexitimia se presenta, aproximadamente, entre un ocho a un diez por
ciento de la población y por cada 10 varones con este problema sólo hay
dos mujeres que lo padecen. “La explicación de esta diferencia de género
se debería a que la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales
femeninos cuenta con mayor cantidad de fibras de interconexión que pasan
por una estructura cerebral denominada ‘cuerpo calloso’ (una especie de
puente entre los dos hemisferios). El cerebro derecho “siente” los
afectos y el izquierdo “los reconoce y les pone palabras”. Es decir, que
las mujeres estarían mejor predispuestas por la biología a convertir
sus emociones en expresiones gestuales y en lenguaje”, puntualiza
Ghedin.
Existen dos clases de alexitimia:
primaria (originada en predisposiciones genéticas o anomalías
neurológicas) y secundaria (generalmente asociada a un trastornos
psiquiátricos). El tratamiento y el pronóstico dependerán de estos
antecedentes. Algunos síntomas identificables en las personas con
alexitimia son también la gastritis o ulcera gastroduodenal, psoriasis,
caída del cabello, asma, alteraciones del ritmo cardíaco y contracturas
musculares, entre otras.
“El diagnóstico de la
personalidad de base es fundamental. Los abordajes psicológicos ayudan a
la persona a flexibilizar las defensas y a reconocer la riqueza
emocional reprimida o negada. No obstante, y más allá de los casos
clínicos, existe el desafío de defender las emociones como un aspecto
fundamental de la subjetividad. Las emociones no morirán porque
conforman la esencia humana. Sin embargo, hay mucho por hacer: recuperar
la intensidad, el compromiso afectivo con uno mismo y con los otros y
la tristeza cuando es necesario”, concluye Ghedin.
Alexitimia: cuando los afectos no tienen palabras
Es la imposibilidad de nombrar las emociones. La padecen mucho más los hombres que las . En general, se relaciona con la influencia de un entorno nocivo y actúa como un mecanismo de auto-protección psíquica.
Hay dos tipos diferentes de Alexitimia:
Primaria. Se debe a una predisposición genética o anomalías neurológicas dadas al nacer.
Secundaria. Es la más frecuente. Aunque existe una vulnerabilidad de base, los factores externos de índole traumática serían las causas principales. La influencia de un entorno nocivo movilizaría en la persona mecanismos defensivos (represión, negación) para preservar su integridad psíquica con el ocultamiento de su mundo emocional.
Se pueden considerar distintos aspectos del fenómeno alexitímico:
1) Problemas para reconocer y expresar el contenido afectivo de las emociones.
2) Pobreza de fantasías e imaginación.
3) Dificultades para diferenciar sensaciones corporales de emociones.
4) Estilo de conocimiento dirigido hacia lo externo y concreto.
5) Conformismo y aceptación de patrones sociales pre-establecidos.
En las personas con alexitimia son frecuentes las quejas psicosomáticas (dolores erráticos, colon irritable, afecciones dermatológicas) así como las dificultades para el control de los impulsos (atracones bulímicos, reacciones explosivas de ira, etc.). En general son caracteres con rasgos rígidos de comportamiento, sobrecarga de exigencias laborales, familiares o de pareja. En la historia de estas personas es frecuente comprobar carencias afectivas o historias de violencia o abuso que inciden, insensiblemente, en la construcción del mundo emocional.
Ante la pregunta: ¿qué sentís? Siempre se responde “no sé”, casi como una muletilla que evidencia el desconocimiento de los afectos. Nadie puede conocer su mundo interno y, por eso, siempre dan la imagen de herméticos, indiferentes, apáticos o ansiosos.
El diagnóstico de la personalidad de base es fundamental. Los abordajes psicológicos ayudan a la persona a flexibilizar las defensas y a reconocer la riqueza emocional reprimida o negada.
Primaria. Se debe a una predisposición genética o anomalías neurológicas dadas al nacer.
Secundaria. Es la más frecuente. Aunque existe una vulnerabilidad de base, los factores externos de índole traumática serían las causas principales. La influencia de un entorno nocivo movilizaría en la persona mecanismos defensivos (represión, negación) para preservar su integridad psíquica con el ocultamiento de su mundo emocional.
Se pueden considerar distintos aspectos del fenómeno alexitímico:
1) Problemas para reconocer y expresar el contenido afectivo de las emociones.
2) Pobreza de fantasías e imaginación.
3) Dificultades para diferenciar sensaciones corporales de emociones.
4) Estilo de conocimiento dirigido hacia lo externo y concreto.
5) Conformismo y aceptación de patrones sociales pre-establecidos.
En las personas con alexitimia son frecuentes las quejas psicosomáticas (dolores erráticos, colon irritable, afecciones dermatológicas) así como las dificultades para el control de los impulsos (atracones bulímicos, reacciones explosivas de ira, etc.). En general son caracteres con rasgos rígidos de comportamiento, sobrecarga de exigencias laborales, familiares o de pareja. En la historia de estas personas es frecuente comprobar carencias afectivas o historias de violencia o abuso que inciden, insensiblemente, en la construcción del mundo emocional.
Ante la pregunta: ¿qué sentís? Siempre se responde “no sé”, casi como una muletilla que evidencia el desconocimiento de los afectos. Nadie puede conocer su mundo interno y, por eso, siempre dan la imagen de herméticos, indiferentes, apáticos o ansiosos.
El diagnóstico de la personalidad de base es fundamental. Los abordajes psicológicos ayudan a la persona a flexibilizar las defensas y a reconocer la riqueza emocional reprimida o negada.
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