Salir de fiesta y alimentarse bien
Después
de unos días de desorden alimenticio, se tiene la sensación de haberse
alimentado mal y de haber ganado peso. La causa es sencilla: la
alimentación ha podido ser caótica, pero no escasa, y muy calórica,
fundamentada en alimentos grasos o con demasiados azúcares, lo que
dificulta el tránsito intestinal. Además, si la hidratación no ha sido
correcta y se ha dejado el agua de lado, a la vez que se ha abusado de
otras bebidas, es fácil que se padezca una retención de líquidos. Ante
esta situación, se pueden tomar medidas a posteriori y realizar una
dieta depurativa, pero también se pueden evitar las malas consecuencias
sin restar un ápice de disfrute.
Sea
al mediodía o por la noche, aunque haga calor, se debe ingerir una
comida caliente cada 24 horas. El alimento cocinado permite un mejor
aprovechamiento de algunos nutrientes, su composición es más heterogénea
y activa las enzimas en el estómago y los intestinos, lo cual
predispone a una mejor digestión. Sentarse a comer es también importante
y no hay duda de que un alimento caliente obliga a una mejor
disposición y mayor atención.
Si
solo se consume una comida caliente cada jornada, tienen que estar
presentes los hidratos de carbono, como pasta, arroz o cuscús,
acompañados de verduras. Las proteínas siempre son más fáciles de
introducir en una dieta fría. Por este motivo, es mejor elegir los pasta
con verduras o un plato combinado de arroz y leguminosas y dejar el
jamón, las pechugas y los huevos.
La fruta, una gran aliada
Refrescante,
asequible, saciante, apetecible, variada y atractiva. La fruta es un
bocado de salud, vitaminas, glucosa, fibra y antioxidantes. Para mejorar
el desayuno tomado al mediodía, o para la merienda tras una larga y
reponedora siesta, sirve cualquier fruta. Si se adquiere el hábito de
comer un par de frutas como colación, el bienestar que proporciona lleva
a que la persona acostumbrada a su ración de fruta, la busque.
Encontrarla
es cada día más fácil, ya que cada vez es más común que la fruta se
venda por porción y no por peso, lo que acerca al consumidor a
interpretarla como un refrigerio, más aún en verano, cuando las frutas
estivales se alían con la piel y el cuerpo. Especial atención merecen
los más pequeños, que en estos días de fiesta tienden a abusar de
dulces. Se puede convertir la fruta en una golosina en forma de helado o
brochete, lo que facilitará el objetivo de comer fruta, además de
helados.
Cambiar horarios pero no buenos hábitos
Si
las noches se convierten en día o la hora tope de acostarse se alarga
hasta medianoche, no hay excusa para dejar de alimentarse bien. En el
caso de quienes se acuesten de madrugada, es mejor hacerlo con algo
sólido en el estómago. Un sancwiche de atún o jamón magro, un yogur,
ayudan a dormir, a descansar y, sobre todo, a levantarse con mejor
temple. Es adecuado acompañarlo de una fruta, un jugo suave, como el de
manzana , y un par de vasos de agua fresca.
La
misma dieta se puede utilizar en el caso de los más pequeños que,
acostumbrados a cenar e ir a la cama, rompen con la norma y luchan
contra el sueño para ver los fuegos artificiales en días de fiesta. Si
el cansancio va a ganar la partida, un vaso de leche templada también
puede servir de aperitivo nocturno. Además, acostarse tarde implica
despertarse tarde y hacerlo con orden es clave para que el malestar
desaparezca cuanto antes. Es muy apropiado tener a mano algo caliente,
pero no contundente. Un caldo, una sopa o una crema de verduras ayudan a
superar las resacas y desintoxican el cuerpo, aunque nunca debe
olvidarse que hay que tomar agua.
El agua hidrata y tambien depura
Mayores,
pequeños, adolescentes y jóvenes deben consumir al menos un litro y
medio de agua al día. Hidratarse es todo un reto para las personas
mayores y una obligación para los bebés y los niños, pero también es la
mejor acción que se puede repetir para lograr el bienestar de jóvenes y
adultos, en especial, cuando se descuida la alimentación.
El
agua constituye el medio en el que se diluyen los líquidos corporales
(sangre, secreciones digestivas, orina), posibilita el transporte de
nutrientes a las células y de productos de desecho, ayuda a la digestión
al diluir los nutrientes de los alimentos, al tiempo que contribuye a
regular la temperatura corporal mediante la evaporación por la piel.
Mantener el cuerpo hidratado es clave para evitar la deshidratación.
Para depurar los excesos de las fiestas veraniegas también se puede
echar mano de jugos y caldos depurativos, pero nunca debe olvidarse que
el agua realiza funciones vitales como regular la temperatura corporal o
transportar los desechos a los sistemas de eliminación y depuración del
cuerpo, y no tiene sustituto
fuente: Alimenta.com.uy
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