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jueves

Buenos Aires, una ciudad poco apta para los celíacos

Por Julieta Paci

Hay más de 30.000 porteños que la padecen; quejas por la falta de reglamentación de la ley

Ser celíaco es problemático en cualquier lado, y Buenos Aires no es la excepción a esa regla. Galletitas dulces que esperan en cualquier café porteño, la clásica pizza y cerveza de los viernes y cientos de panaderías con sándwiches y tortas de chocolate en sus vidrieras son algunas de las prohibidísimas tentaciones que justifican a quienes afirman que la ciudad no es un lugar especialmente favorable para los más de 30.000 celíacos porteños.
Para ellos, el único tratamiento conocido es una dieta libre de gluten, toda una misión imposible a la hora de comer afuera o de comprar alimentos preparados. Es por eso que los celíacos que viven en Buenos Aires esperan la reglamentación de la ley local 3373 -de celiaquía-, aprobada en diciembre de 2009. Esa norma se complementa con la ley nacional 26.588 y obliga al gobierno de la ciudad a promover un menú celíaco en todos los bares y restaurantes. Pero como no está reglamentada los celíacos no pueden beneficiarse de sus dictados.
"Generalmente cuando entro a un café y pido una colación para acompañar el cortado el mozo me mira como si hubiese bajado de un ovni", dice Fernando Bertani, presidente de la Organización Celíacos de Buenos Aires. Bertani cuenta que miembros de la organización se reúnen los fines de semana para repartir volantes en los que explican la importancia de tener una "ley celíaca" en la ciudad. Y coincide con Mariana Holgado, de la Comisión de Alimentos de la Asociación Celíaca Argentina, en que "aún hay un gran desconocimiento sobre el tema, y esa falta de información hace que la sociedad no pueda sensibilizarse".
Así es que, en busca de alternativas, surgieron distintos emprendimientos dirigidos justamente por aquellos que necesitan una mayor variedad en la oferta. Una de esas personas es Mónica Benain. A los 40 años se enteró de su enfermedad, y desde entonces pasó por períodos de angustia, ansiedad y pánico. Pero un día decidió utilizar sus dotes gastronómicas para reconciliarse con sus limitaciones. Hija de esa decisión es Celigourmet ( www.celigourmet.com.ar ), una panadería con delicias dulces y saladas, todas libres de gluten. Celigourmet tiene sucursales en el microcentro, Palermo Soho y Martínez, y recientemente inauguró otra más en Caballito.
El contador Cristian Alvarez confiesa que ignoraba de qué se trataba el tema hasta que, hace cinco años, le tocó vivirlo en carne propia. Agobiado por tener que comprar cada ingrediente de su dieta en las tiendas especializadas y, sobre todo, de escuchar una y otra vez que en las panaderías no hay nada para celíacos, comenzó a pensar en abrir una pastelería, pero, a diferencia del resto, "apta para todos". Así fue como, a fines del año pasado, Cocelia ( www.cocelia.com.ar ) desembarcó en Belgrano con tortas, pizzas, empanadas, tartas y panes.
Cada celíaco recuerda cuándo y dónde se enteró de que padecía la enfermedad. Pero esa revelación afecta tanto al enfermo como a sus familiares. Tal es el caso de Andrea Pini, madre de Ariana, a quien hace 7 años (cuando tenía apenas dos años y medio) le diagnosticaron la enfermedad. Una vez superado el shock, decidió que lo mejor sería estudiar chef, para así poder ayudar a los que pasaran por la misma situación. Hoy es autora del libro La cocina de Andrea. Recetas para celíacos, y da clases gratuitas en el hospital Ramos Mejía y en el Durand.
"La ignorancia es uno de los mayores problemas que tenemos, es por eso que desde Celiacomanía buscamos difundir el tema y tratar de que otros se sientan identificados a partir de los testimonios y las entrevistas", dice Mabel Cipollini, directora del programa radial exclusivo para quienes tienen al gluten como enemigo. Celiacomanía está online todos los jueves, de 13 a 15, en www.frecuenciaemprender.com.ar .
Mientras algunos sólo intentan subsistir y otros se esmeran por hacer de la vida del celíaco algo más placentero, ninguno deja de perder la ilusión de que pronto la ciudad se transforme en un lugar para todos. Donde las diferencias sumen en lugar de restar.

Una enfermedad autoinmune

La celiaquía es una enfermedad autoinmune definida por una inflamación crónica de la parte próxima del intestino delgado o yeyuno, causada por la exposición a la gliadina, una proteína vegetal de algunos cereales en la dieta. La gliadina es uno de los componentes del gluten..

lunes

Alimentación en el embarazo

El embarazo es una situación fisiológica en la que se incrementan las necesidades nutricionales, ya que el organismo de la mujer gestante, además de cubrir sus propias necesidades nutritivas, debe cubrir las demandas requeridas para el crecimiento y desarrollo del feto, así como la formación de nuevas estructuras maternas necesarias en la gestación (placenta, útero, glándulas mamarias). Además de afrontar el momento del parto de la mejor manera y preparar la futura lactancia, la madre debe contar con depósitos energéticos que aseguren las demandas que se van a presentar tanto en el parto como en la lactación. 
Un aspecto muy importante, es el estado nutricional de la madre antes del embarazo, ya que si la misma cuenta con un peso saludable y se alimenta correctamente, tendrá almacenados los nutrientes suficientes para sustentar las deficiencias que se puedan presentar durante el mismo. Una mala nutrición de la futura madre puede ocasionar no solo problemas en la salud de la madre y del niño en este período, sino también traerle complicaciones posteriores a ambos.

En embarazos programados:

Lo ideal es que la futura madre consulte con un profesional para conocer su estado nutricional, se asesore sobre cuales son los alimentos que debe priorizar para tener una alimentación balanceada previa a la gestación. Si su estado nutricional no es el correcto, debería tratar de corregirlo o mejorarlo previamente.
Un peso pre- gestacional insuficiente ha demostrado ser un factor de riesgo de parto prematuro y retraso del crecimiento del feto. Incluso trabajos realizados en algunos países señalan al peso de la madre antes del embarazo como el mejor predictor del peso del niño al nacer.
Por otro lado la obesidad pre-gestacional también es considerada un factor de riesgo, se relaciona en general, con fetos macrosómicos (alteraciones en el trabajo de parto, cesárea) y enfermedades maternas (hipertensión y preeclampsia). Estos problemas se agudizan cuando la obesidad de la madre se combina con un aumento de peso excesivo durante el embarazo.

¿Cuantos kilos debe aumentar? 

Menos de la mitad del aumento total de peso se debe al feto, la placenta y el líquido amniótico, el resto se encuentra distribuido en tejidos reproductores de la madre, líquido, sangre y “reservas maternas” (fundamentalmente grasa corporal).

El aumento de peso no es lineal durante el embarazo, siendo mayor en el segundo que en el tercer trimestre. Los componentes del mismo también son diferentes según el período; en el primer y segundo trimestre hay incremento de los depósitos maternos, expansión de tejidos mamarios y volumen sanguíneo. En el tercer trimestre, el aumento se concentra en el feto y la placenta.
Los organismos internacionales recomiendan el aumento de peso materno basándose en el índice de masa corporal de la madre previo a la gestación. Por ejemplo a una mujer con un índice de masa corporal normal (entre 19,8 – 26) se le aconsejaría que aumentara entre 11- 16 kilos durante su embarazo.
Cabe destacar que dentro del aumento de peso están incluidos entre 3 – 4 Kg de tejido adiposo como reserva energética para la lactancia, los mismos irán perdiéndose a lo largo de los primeros meses de vida del niño.

¿Qué aspectos debe conocer de su alimentación?

Energía o calorías diarias: Lo importante es cuidar la cantidad y la calidad de los alimentos consumidos. La antigua creencia de que la embarazada debe "comer por dos" ya está felizmente siendo erradicada. Lo que si es verdadero, es que se necesita algo de energía adicional para apoyar las demandas metabólicas de la gestación y el crecimiento fetal. Lo recomendado es un incremento de entre 300 - 500 Kcal extras sólo en el segundo y tercer trimestre. Si la mujer pesaba menos o más de lo que debía o era obesa antes de estar embarazada, o si está embarazada de más de un bebé, es posible que necesite una cantidad de calorías diferente. Por lo tanto es muy importante consultar a un profesional para asesorarse de cuanto peso debe aumentar y cuantas calorías necesita.
Un aspecto más que importante es que no se aconseja realizar ningún tipo de dieta excesivamente restrictiva (salvo que existiese indicación médica), ya que esto podría traer consecuencias negativas para la mamá y el niño.
En resumen "Ni comer por dos, ni dejar de comer".

El sobrepeso, un obstáculo a la hora de planificar un embarazo

 Además de dificultar la concepción, crecen los riesgos para la madre y el bebé.

Por Alejandro Gorenstein
Uno de los deseos que manifiestan muchas mujeres es el de ser madres. Pero para muchas, el camino no siempre es sencillo. Una de las razones por las cuales este anhelo puede verse imposibilitado es el grado de sobrepeso que presentan en el momento en que deciden planificar un embarazo.
Las mujeres obesas, explican los especialistas, tienen una mayor dificultad para quedar embarazadas debido a alteraciones en la función endocrina y metabólica, lo que podría ocasionar cambios en el control de la ovulación, del crecimiento folicular, del desarrollo ovocitario, endometrial y en la implantación embrionaria.
Estas mujeres tienen mas estrógenos y andrógenos circulando lo que produce una alteración en la ovulación (en general no ovulan) y en el ciclo menstrual (ciclos mayores a 40 días o no menstrúan, cuadro que se denomina amenorrea secundaria).
“Como consecuencia de esto, los óvulos son de mala calidad, el endometrio presenta alteraciones en su receptividad dificultando la implantación del embrión, o favoreciendo el aborto y algunos estudios hablan incluso de alteraciones en la calidad de los embriones cuando se realiza una fertilización in vitro”, explica el doctor Gerardo Garcea, del centro Pregna Medicina Reproductiva.
Lo recomendable es que la mujer que planea tener familia lo haga estando en un peso saludable o con el menor sobrepeso posible, ya que quienes cursan su embarazo con algún grado de obesidad presentan una mayor incidencia de diabetes gestacional y de hipertensión arterial gestacional, y esto implica un mayor riesgo para la madre y el bebé .
“Las mujeres que se embarazan con sobrepeso deberían ponerse en manos de profesionales, tanto médico como nutricionista, para adaptar su plan alimentario en pos de que el aumento de peso durante el embarazo sea programado , con la finalidad de llegar al momento del parto en las mejores condiciones posibles”, sostiene la doctora Patricia Rubinstein, especializada en Nutrición y Obesidad.
Los expertos no dan cuenta de un límite de peso para la búsqueda de embarazo, ya que cada persona es diferente. Sin embargo, se recomienda que las mujeres que tienen sobrepeso o que están dentro de un rango de obesidad realicen un cambio de actividad física y en la alimentación.
“El descenso del 5% del peso corporal en estas pacientes mejora significativamente las posibilidades de embarazar y llevar adelante un embarazo saludable”, afirma la Dra. Andrea Marazzi, ginecóloga y directora medica de Fertilab Las mujeres embarazadas con sobrepeso deben tener un seguimiento obstétrico, cardiológico, endocrinológico y nutricional muy estricto. Es aconsejable que realicen algún tipo de actividad física (como caminatas o natación), que tengan un plan alimentario personalizado.

viernes

10 Razones para no hacer dieta

Fuente: www.lanacion.com

1. Cuanto más rápida es la dieta, más velozmente se recupera el peso perdido 
  Es el famoso “efecto rebote”. O subir como en avión lo que se bajó trabajosamente por la escalera. Para evitarlo, hay que tratar de ir más despacio y paso a paso: “Hoy, el éxito de un tratamiento para adelgazar implica perder el 10% del peso inicial y mantenerlo por lo menos un año”, dice la nutricionista Mónica Katz. El abordaje moderno es ir por etapas. Así, el cuerpo y la mente se adaptan al nuevo estado.

2. Después de la privación, llega el atracón

Cualquier dieta que uno haga y luego deje, vuelve a subir. Y cuanto más estricta haya sido la dieta, mayor será la suba de peso. Porque hay una revancha del cuerpo y de la mente.
Por otra parte, “Toda restricción incrementa el deseo”. Por eso, hacer dietas restrictivas provoca un aumento de los pensamientos obsesivos respecto del cuerpo y de la comida, y con esto se genera un círculo vicioso de prohibiciones y atracones difícil de cortar.

3. Vivir a dieta hace funcionar al organismo en “modo ahorro”

Desde el punto de vista fisiológico, el organismo está preparado para la escasez, no para la sobreabundancia de alimentos y estímulos como la que existe hoy. “Esto hace que, ante la falta de alimentos, el metabolismo se vuelva automáticamente más lento para gastar menos calorías”, explica la nutricionista Mónica Katz. Y, a la vez, dispara señales de hambre para alertarnos de que debemos comer para recargar energías.

4. La mayoría de las dietas no son saludables

Según el metaestudio publicado por American Psychologist, “las dietas hipocalóricas no aportan la cantidad de nutrientes necesarios para un buen funcionamiento del organismo”. Y adicionalmente a esto, “tampoco generan mejoras en los niveles de colesterol, hipertensión o glucosa en sangre”. Razón de más para no embarcarse en ellas.

5. Muchas dietas van a contramano de las costumbres y los hábitos sociales

Comer es un hecho social que va mucho más allá de lo fisiológico. Implica sentarse a la mesa y compartir con otros. El hecho de comer cada vez más solos y apurados, o frente al televisor en lugar de hacerlo a una mesa, también predispone a la obesidad, ya que se pierde la noción de las porciones y las cantidades. Por otra parte, toda dieta que implique horarios o tipos de alimentos diferentes de los que consumimos habitualmente se vuelve muy difícil de seguir y rápidamente se abandona.

6. Cuando una dieta fracasa, sobrevienen la frustración y la culpa

Estos sentimientos disparan el deseo de comer como forma de expiación, lo que no hace sino “alimentar” un fatídico círculo vicioso. “Si bien existe una luna de miel”, en la que la dieta se cumple y se baja de peso, después el obeso no aguanta más y vuelve a subir”, dice la psicóloga Panzitta. “Y esto no le pasa porque se autoagrede, es transgresor o se porta mal. Le pasa porque el estar permanentemente a dieta hace que surjan actos de rebeldía por la comida. Por eso, muchas conductas compulsivas se originan, en realidad, en años y años de dietas.”

7. Las personas delgadas no viven a dieta

Simplemente adquirieron hábitos saludables de alimentación, que van desde la compra de los alimentos hasta la forma de cocinarlos, la de comerlos, y el equilibrio entre las calorías que ingieren y las que consumen.

8. Las dietas provocan estrés

Nuestro organismo está preparado para estresarnos frente a la falta de alimento. Pero este mecanismo de supervivencia que nos salvó de morir de hambre en el pasado, hoy se nos vuelve en contra por la superabundancia de alimentos y los múltiples estímulos que nos incitan a comer (la publicidad, los medios, el aburrimiento).
Y este estrés, que se suma al estrés cotidiano de nuestra vida, hace que paradójicamente recurramos a la comida como forma de calmarnos. Con lo que, otra vez, alimentamos el círculo vicioso.

9. El descenso de peso logrado por las dietas raramente se mantiene en el tiempo

Y esto lo saben muy bien todos los gorditos, que conocen y han probado todo tipo de dietas. Con cualquiera de ellas se puede bajar de peso. Lo difícil es mantenerse. Volviendo al metaestudio de American Psychologist: “A los cuatro años de haber emprendido la dieta, entre uno y dos tercios de las personas recuperaron más peso que el que tenían antes de empezarlas”. Francamente, desmoralizador.

10. La obesidad es demasiado compleja para curarla con una dieta

La obesidad tiene componentes genéticos, hereditarios, culturales, hormonales, metabólicos y emocionales, que requieren un trabajo interdisciplinario. En tanto, “el éxito de un tratamiento para adelgazar es la distancia entre nuestras expectativas y el resultado –dice Mónica Katz–. Por lo tanto, hay que plantearse objetivos reales y no ideales, preparar un ambiente seguro (sin tentaciones a la vista), y saber que, como todo aprendizaje, requiere tiempo y esfuerzo. No hay magia.” .

Los beneficios de las caminatas

¿Por qué se recomienda caminar?

Caminar es una de las maneras más fáciles de hacer actividad física. Se puede hacer en cualquier lugar y en cualquier momento. Caminar no cuesta nada. Todo lo que se necesita es un par de zapatos con buen soporte, especialmente en el talón.


Caminar puede ayudar a:


- Tener más energía
- Disminuir el estrés y relajarse
- Tonificar los músculos
- Aumentar el número de calorías que su cuerpo gasta
- Fortalecer los huesos y músculos
- Controlar su peso
- Mejorar su vitalidad y su condición física
- Disminuir el riesgo de padecer enfermedades crónicas como las enfermedades del corazón y la diabetes tipo 2.
-Tener una vida social mas activa con sus amigos y familia


Por todas estas razones, muchas personas han comenzado a caminar gradualmente. Si a usted le gustaría comenzar un programa para caminar, lea y siga la información:

¿Cómo comienzo a caminar regularmente?

Al planificar sus caminatas, tome en cuenta los siguientes puntos:


- Elija un lugar seguro e invite a un miembro de la familia, amigo o un vecino que lo acompañe en la caminata. Es importante que su compañero o compañeros de caminata puedan caminar en el mismo horario y al mismo paso que usted

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